POR UNA VIDA DISTINTA Y MEJOR

Tsunami empresarial


De repente, desde el gobierno y todos sus medios de comunicación, se nos afirma que, por un pelo, estamos siendo, no la “copia feliz del Edén”, sino que… ¡el Edén!

Desde luego, los que la llevan, tienen sobradas razones para sentirse en el Paraíso.

Todo lo que a nosotros nos falta y aqueja, a ellos no solo les sobra,  no lo necesitan, por ser, así como el aire, el sol y el agua, cosa dada. El mejor ejemplo es el Piñeira, que con dos mil millones de dólares en su cuenta de ahorro, si se pudiese, podría vivir 600 veces, 80 años, con un sueldo mensual de 2. Millones de pesos. Ahora, si “quiere vivir menos de 600 veces” puede darse un “salario” de 100 millones mensuales y vivir 12 veces, 80 años.

Y esta realidad, vivir sobre los cien años a todo trapo, es la de todos aquellos que mangonean la patria. Por tanto, asegurarse de que esto no cambie, es su motivo principal.
Sobre todo, agarrar firmemente el timón para hacer de cada oportunidad, un “negocio redondo”.


Y  está archisabido: estos negociados se hacen chicoteando nuestras vidas.

La salud, no es un derecho para estos gallos. Es fuente, y muy relevante, de suculentas ganancias; igual acontece con la Educación, la Vivienda, los Alimentos, Vestuario…

No les basta con achicarnos permanentemente el sueldo, además, nos asaltan, desde derechos básicos, como los señalados, nuestros salarios y, ya que no nos alcanzan para cubrir lo que a diario requerimos, nos llevan de los huevos con  sus créditos de mierda.

Somos, mediante nuestro trabajo, creadores de toda riqueza y, sin embargo, ésta nos la expropian y, en esa voracidad feroz que les caracteriza, nos usurpan el pago de cada mes.

El País de los Negocios no reconoce fronteras ni limites.

La desgracia y el inmenso dolor que aqueja a nuestros hermanos damnificados por el terremoto, es oro puro para estos tipos. Al punto de haberlo declarado, con vos propia, “una excelente oportunidad” para empresarios y para el gobierno.

Observamos, no sin asco y repugnancia, como afilan estacas empresas de la construcción, de la madera, de obras viales, de la pesca y, también, universidades y ministerios, para hacerse de suculentas tajadas, con “la reconstrucción”.

Mientras, los jodidos por la catástrofe, son desaparecidos de todos los medios de prensa, por expresa orientación del Piñeira.

Angustia y soledad recorre a miles de populares en el Centro y Sur de nuestro País…

En ellos surge el desencanto, corriéndose el velo de esperanza ingenua en estos cabrones de siempre; emergiéndoles convulsivamente una indignación justa y reveladora, asentándoseles la convicción que la solución viene desde sí mismos y, en muchos, se hace la certeza, que ésta, para ser real, debe construirse  entre todos, desde nuestras necesidades, mirada y sueños.

Es un gallito decisivo: felices y dignos V/S  rentabilidad y negocios.

El Paìs de los Negocios, sin embargo, no descansa y avanza raudamente sobre nosotros.

Baste observar lo del Transantiago, verdadero cataclismo para millones de santiaguinos.

Sin asco ni pausa nos suben el pasaje y, según indican y “orientan” los “expertos”, éste aumentará  progresivamente, hasta fin de año; modalidad determinada por los “estrategas políticos”, para evitar reventones sociales… ¿Qué tal?

Un Transantiago hediondo de malo.  Hecho a la medida de la rentabilidad deseada por los negociantes y sus gobiernos. Al fin y al cabo…la misma mierda.

No solo nos esquilman nuestros escasos pesos, sino que nos han expropiado horas de sueño, de esparcimiento y vida en común…

Lo nuestro es pelear por un trasporte público bueno, útil y barato.

Y, desde luego, chantarlos entre todos: desbordarlos, no cancelando un centavo y desbaratándoles su alcismo descarado y criminal.